martes, 28 de octubre de 2008

La Lunatica Ana.

Ana vive en una covacha, con gallinas y pollos, plantas y hamacas que se deshilachan.
Un lugar alejado, al que uno va y vuelve cansado. Donde se llega, y ya el sol se ha ocultado.
No le llega el Tv-cable, sino el direct-Tv, ni la banda ancha pero tiene Dvd.
En la parte trasera cuenta con un gran jardín, en el que piensa y quema químicos con aserrín.
En la entrada siempre te esperan, con baba y tierra, Toby y Dana, a quienes regaña por ser tan juguetones y recibir a sus invitados a mordiscones.

No tiene tiempo para charlar, el gimnasio y los novios la tienen hasta no jalar.
Se queja de su vida, pero vive feliz, nunca se queda sin saldo y por nada te llega a escribir.
Su madre cuenta historias, su padre corre motos, tiene un carro lacre... o medio rojo.
Siempre me explica la diferencia entre cintura y cadera, no es novelera ni chismosa, se viste de negro y rara vez de rosa.
Va a fiestas caras y nunca es un problema pagar, le pides que te compre un ampli, y te lo promete para navidad.
Te cuenta sus aventuras con punto y coma, lujo de detalles y algo confundida con las horas. Es medio mal hablada, medio brava, medio depravada... Salta porque dice que su cuerpo se hace liviano, te invita a comer y luego te deja en casa sano y salvo.

Tiene autopsias ovnis en Vhs, pantalla de 500 pulgadas, una larga mesa para 13 con detalles en cobre, un piano de cola que nunca te deja tocar, muchos cuadros de caballos y algunos del mar. A viajado por medio mundo como dos veces, nunca lo presume y dice que solo fue suerte.

En su cuarto tiene: baño privado con ducha y escusado, lavamanos de mármol y un espejo del tamaño de un árbol, una Tv mediana, una ventana grande por donde dice que la espían sus vecinos cuando de piel se cambia. Una guitarra acústica empolvada y desafinada, una gran cama, muchos cds por todo el lugar y una empleada cansada de tanto ordenar. Un pequeño radio con un control remoto averiado, varios peluches encima de los estantes junto a fotocopias de libros olvidados...


Para: Ana Merchán B.

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