miércoles, 7 de diciembre de 2011

Piel

Delirando ahí, solo,
murmurando tu nombre,
escuchando mi mente entre corrientes de silencio,
seco de alimento,
en un laberinto de colores, de ilusiones, de pasión en altas dósis... 

Me ato a los árboles de tu jardín,
suelto de mis raíces,
Vénus, cuando aflores no te vayas,
no ignores mis palabras tristes,
quédate a mi lado aunque esté ya loco,
más no enloquezcas por mi culpa,
tu quédate en foco.

Tranquilizantes momentos,
que termino abrazado a ti,
mi razón de locura,
mi imán de besos, de flores de invierno,
de manos, de pensamientos eternos,
me disuelves lentamente entre sueños,
me acurrucas en tus pechos,
y cada centímetro de suelo me es inexistente,
vuelo entre tus cabellos,
huelo tu aroma, me impregno de él,
sobrepaso los límites de amar,
y te miro para saber que no eres una ilusión
que tarde o temprano se ha de difuminar. 

Alucino entre sabanas, alucino con tu espalda,
alucino encontrarme soñando,
enterrado hasta la cara,
abrigado hasta la mañana,
al despertar con tus labios,
tus ojos y el corazón derretido.

He nacido otra vez,
lleno de fuego astral,
deseando verte,
para sumergirme en el lecho de tu voz,
y como un meteorito estrellarme en el océano, 
sin parar de comerte,
comernos los dos...