La pluma escribe lo que la mente dicta,
patrañas voladoras a la orilla del árbol deprimido,
hacia el caudal de besos se inclinan suavemente,
y los versos en mi puño,
aprietan tu mano sin dejarla ir con la corriente.
A la orilla del río:
escuchos los árboles tronar,
los llanos cantar,
las piedras mirar
al liquido pasar.
Quietas y silenciosas,
no se moveran de la mitad,
no entenderan lo que les digas,
no miraran atras.
Rocas callejeras,
bajo un puente arqueado,
dividen al pasivo,
diluvio vertical...
domingo, 8 de marzo de 2009
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