murmurando tu nombre,
escuchando mi mente entre corrientes de silencio,
seco de alimento,
en un laberinto de colores, de ilusiones, de pasión en altas dósis...
Me ato a los árboles de tu jardín,
suelto de mis raíces,
Vénus, cuando aflores no te vayas,
no ignores mis palabras tristes,
quédate a mi lado aunque esté ya loco,
más no enloquezcas por mi culpa,
tu quédate en foco.
Tranquilizantes momentos,
que termino abrazado a ti,
que termino abrazado a ti,
mi razón de locura,
mi imán de besos, de flores de invierno,
de manos, de pensamientos eternos,
me disuelves lentamente entre sueños,
me acurrucas en tus pechos,
y cada centímetro de suelo me es inexistente,
vuelo entre tus cabellos,
huelo tu aroma, me impregno de él,
sobrepaso los límites de amar,
y te miro para saber que no eres una ilusión
que tarde o temprano se ha de difuminar.
Alucino entre sabanas, alucino con tu espalda,
alucino encontrarme soñando,
enterrado hasta la cara,
abrigado hasta la mañana,
al despertar con tus labios,
tus ojos y el corazón derretido.
He nacido otra vez,
lleno de fuego astral,
lleno de fuego astral,
deseando verte,
para sumergirme en el lecho de tu voz,
y como un meteorito estrellarme en el océano,
sin parar de comerte,
comernos los dos...