domingo, 5 de julio de 2009

Escudo.

Cuando la aurora se prende,
se sueltan mis musculos,
todo el viento jala mi cuerpo hacia adentro,
lo despliega en varios retazos,
para que tu cerebro coma de mi,
para no perderme el ocaso,
podre fingir que sigo por ahí...

Ignorando ruidos pintados tras de mi,
estallo de brillo y vida diurna,
nazco del filo desamparado,
del suave y triste atardecer,
resbalo siendo succionado,
me muevo sin transportarme...

Complejo tejido de tus cabellos,
tan finos como tela de araña,
debe ser que hoy esperé más que ayer,
o es que los días son más largos cada vez...

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