Cuando sentía tus frios dedos bajar por mi espalda,
erizabas todo mi cuerpo con el susurro de tu piel,
dibujando en el aire la gama de una aurora boreal.
La sinceridad de los sentimientos,
el amanecer de un nuevo día sabiendo que te tenía,
mejor aun el que amanecia a tu lado,
y malos dias aquellos que no me encontrabas en el planeta.
Mis latidos se quedaron helados,
mi pecho destruido,
siento que mi corazón te llevaste,
pero sin duda mejor estará contigo.
No hay tristeza en ese corazón,
no hay soledad en tu llanto,
no hay palabras en medio de los sentidos,
no hay rostros de conformidad ni ojos de alegría.
Ya no me comunico como antes,
no hay nada en este lugar para mi,
si en un día de esperar me desvanezco,
con el tiempo desapareceré hasta el fin.
Suelo pensar que no te merezco mi girasol,
suelo sentirme vacío,
el sentir pesado de tu distancia física,
el tiempo prolongado que seguiremos de esta manera.
Suelo pensar que no te merezco mi girasol,
suelo en mi cabeza repetirlo,
tu actúas como la rosa y yo como los espinos,
tu el imán que se acerca, yo el que salta lejos por inercia.
No dudo de que te quiero,
no dudes de que lo hago,
solo suelo en mi cabeza pensar,
que este girasol no merezco...
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